fotos: Rossana Gonzalez
Si tomas por ruta 5 rumbo al centro del país, antes de llegar a norte, irremediablemente tenes que pasar por la ciudad de Durazno. Allí vive, junto a su Señora esposa. Sus hijos crecieron, volaron con el viento de la primavera en búsqueda de nuevos horizontes. Si preguntas por él, seguro que te informa quién es. Todo el mundo lo conoce, y te dirán un tipo alto, cara de bueno, terrible tipo. Tal vez si no has tenido la oportunidad de hablar con él, lo veas como un hombre cansado, bajando la guardia, veterano. Pero no te pierdas la oportunidad de acercarte y hablarle, de conocerlo por fuera y por dentro. Verás que sus ojos irradian paz, amor y solidaridad. Siempre tiene una sonrisa en sus labios, hasta cuando corre y se acerca a la meta. Un día no sabe porqué ni cómo, se cruzó unas palabras con Nely y fue así, que la esposa de Carlos lo invitó a venir a nuestra casa, a nuestra familia, a nuestra gente: la de Supersónicos. Fue así que llegó y es para quedarse. Se levanta más temprano que todos nosotros y se acuesta más tarde que todos. Doscientos kilómetros lo separan de la capital, sin embargo con viento y lluvia, con frío o calor se apronta su bolsito, sin marcas, sin etiquetas, pone lo elemental, los tamangos, el chip que le dio la Agrupación de Atletas del Uruguay, el numerito, sus lentes de sol, su camiseta naranja y allá arranca, con la ilusión y la alegría de encontrarse con sus amigos, los que ya se ganó y los otros, los que todavía ni siquiera sabe sus nombres, pero sabe que están en cada carrera y que se miran y se alientan uno a otro. Muy pronto cumplirá 66 años de vida, y promete dar dura batalla por muchos años más. Oriundo de Florida, felizmente casado, egresado del Instituto Superior de Educación Física como entrenador de Fútbol, católico y el mejor padre. A veces lo encontramos en las carreras caminando algún trecho, tomando aire, escucha al pasar todo el aliento de VAMOS JOSÉ que le gritan sus colegas. Eso lo empuja a seguir andando, pero como dice él, con un objetivo muy claro y como decía Borges: “…Cada minuto disfrútalo al máximo”.
En lo personal, tengo la suerte de tenerlo como amigo y como un huésped más en mi corazón. Te mira a los ojos, sus manos hablan en los mismos tiempos que su alma. Podes confiar plenamente es sus palabras, sus actitudes, en su persona. Un tipo que tempranito agarra el “chismoso” y va para el almacén a traer las cosas para el día. Un tipo que ha tenido golpes de la vida, pero que siempre sale adelante. Una palabra que me la dijo al pasar: NADA ESTÁ PERDIDO. Un esposo compañero, amable, atento, amigo. Por eso sus pensamientos en silencio que luego los plasma en el papel buscando terminar el libro que todos queremos leer dice: LOS PROBLEMAS ESTÁN PARA SOLUCIONARSE, NO TIENE QUE SER SACRIFICIO, TIENE QUE SER GANAS!!!!!….y cuánta razón hay en todo esto mi querido entrevistado de hoy.
Les presento a JOSÉ BENERO, un ejemplo de todo. Espero que les guste. Gracias José.
Hasta la próxima.
