DE CORAZÓN A CORAZÓN POR JOSÉ BENERO


Este sábado 3 de diciembre de 2011, yo José Benero, de Durazno, corredor con el No. 3625, integrante de de los Supersónicos, estaré sentado junto a otros tantos integrantes de la Agrupación de Atletas del Uruguay. ¡Y que alegría y que honor estar al lado de tantos  amigos y amigas!
Me gustaría corresponder de alguna manera al desinteresado apoyo, el sentimiento de solidaridad y afecto,  que me han brindado de alguna manera todos y cada uno de quienes han participado con su esfuerzo en las carreras de calles. No he encontrado mejor manera que plasmar mis sentimientos en palabras verdaderas, pensadas libremente con la conciencia, nacidas en el corazón para que lleguen al corazón.
No quiero que mis palabras sean expresión de entretenimiento o se tornen indiferentes ante el cansancio de la retórica de “hablar y hablar”.
Quien no ha estado nunca en medio de una multitud de hombres y mujeres respirando fatigas, resoplando el silencio de una mañana de otoño o invierno, contemplando la belleza de cielos azules, de espacios verdes, de mares,  de brumas grises y de lluvias tenues; quienes no hayan corrido sintiendo el viento en sus orejas, y los gritos misteriosos del espacio, no alcanzaran nunca a saber lo que es sentir  con los cinco sentidos corporales la maravilla de las cosas espirituales que podemos recordar o entender, como el  hablar entrecortado, en medio de la luz anhelante de miradas y la plenitud del pecho batiente al cruzar una meta.
Como dije al principio, no quiero cansarlos con mis palabras. Pero recién y como casi todos los  días, los medios de comunicaciones me despiertan con noticias poco alentadoras  como: actos violentos, robos, hechos de sangre, drogadicciones, etc. etc., signos claros de una desdibujada sociedad que marcha igual que un barco a la deriva.  Escuchamos decir diariamente “la educación está en crisis”., “No hay seguridad”. Pero no todo esta perdido. Es necesario tomar el timón con manos firmes y guiar el barco a buen puerto. En ese sentido cabe recordar una carta escrita en 1830 por Abraham Lincoln a la dirección del colegio donde estudiaba su hijo. 
       "Estimado profesor:  Él deberá aprender que no todos los hombres son justos ni veraces pero por favor dígale que para cada vil hay un héroe, que para cada egoísta hay también un líder dedicado. Enséñele por favor que para cada enemigo habrá también un amigo, enséñele que más vale una moneda ganada que una moneda encontrada, enséñele a perder, pero también a saber gozar de la victoria. Apártelo de la envidia y déle a conocer la alegría profunda de la sonrisa silenciosa. Hágale maravillarse con los libros pero déjelo también perderse con los pájaros del cielo, las flores en el campo, los montes y los valles. En los juegos con los compañeros, explíquele que la derrota honrosa vale más que la victoria vergonzosa, enséñele a creer en sí mismo, aunque cuando esté solo contra todos. Enséñele a tener fe en sus propias ideas, aún cuando alguien le diga que está equivocado. Enséñele a ser amable con la gente amable y duro con los duros, enséñele a no dejarse llevar por la multitud simplemente porque otros también se dejaron. Enséñele a escuchar a todos pero, a la hora de la verdad, a decidir solo. Enséñele a reír cuando estuviese triste y explíquele que a veces los hombres también lloran. Enséñele a ignorar el aullido de las multitudes que reclama sangre y a luchar solo contra todos, si él cree que tiene razón. Trátelo bien pero no lo mime, porque sólo la prueba de fuego hace el buen acero. Déjelo tener el coraje de ser impaciente y la paciencia de ser corajoso. Transmítale una fe sublime en el Creador y fe también en sí mismo, pues sólo así podrá tener fe en los hombres.    Ya sé que estoy pidiendo mucho, pero vea lo que puede hacer, querido profesor."
El tenor de esa carta es propicia para resaltar el accionar de muchos de los atletas, de edades dispares, padres de familia, trabajadores, hombres y mujeres que van y vienen sin que nadie los vea, pero que han sabido sustentar esos valores que deseamos para nuestra sociedad toda. Durante todo este año recorrieron gran parte del País con el simple deseo de cruzar una “meta” y poner a prueba el corazón humano, sorteando muchas dificultades, muchos kilómetros en los medios de locomoción, inclemencias del tiempo, no los paraba ni el frío, calor, lluvia o viento; allí estaban a la hora de la largada de una carrera de la Agrupación de Atletas del Uruguay. Recientemente finalizaron las competencia de este año 2011 y mas allá del resultado individual es de señalar que pensaron e hicieron las cosas bien, que cuando muchos descansaban o hacían cosas indebidas ellos entrenaban, que confiaban en si mismo con mucha fe,  pensando siempre en positivo,  no importaba la crisis que estuvieran pasando, convencidos si, que si el dolor llegaba a la meta era temporal la satisfacción era para siempre.
Y como cruzamos la meta del año 2011 tengo la satisfacción para siempre de haber estado con una gran cantidad de amigos a las que nuevamente les doy las gracias y el deseo de encontrarnos nuevamente el año que viene pisando las calles de la felicidad.

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